En más de una ocasión me he sentido más dinámico, ansioso, creativo, atrevido y osado que mis estudiantes en el diseño y creación de proyectos pedagógicos que permitan trasladar los conocimientos presentes en los objetivos de aprendizaje de las bases curriculares a situaciones de aprendizaje significativas. Preguntas como: ¿Qué podrían crear para dar a conocer este conocimiento a sus compañeros? ¿Cuántas alternativas tendríamos de presentar esta información a sus compañeros de forma innovadora y lúdica? Las respuestas generalmente son a través de una disertación con el respaldo de una presentación en Power Point sobrecargada de muchas letras que transforman la puesta en escena del producto del trabajo pedagógico en más de lo mismo que hacen los profesores y generan una ambiente profundamente soporífero que desmotiva hasta los más motivados quienes le restan credibilidad a lo que dicen sus pares por los prejuicios que arrastran a través de las transferencias simbólicas del entorno.
¿A qué se debe esto? Parto de la base que no es producto de las limitaciones estructurales que poseen los estudiantes que arrastran a través de los años de aprender bajo sistemas de transferencia de información, siendo actores pasivos de recepción auditiva de muchas palabras, por otro lado, no poseen un bagaje de alternativas que les permitan elegir y recurren a lo que han visto y creen que puede ser eficiente para lograr un objetivo de aprendizaje y obtener una buena calificación.
Un profesor que los invite a innovar tiene que hacer lo que pide que hagan sus estudiantes y de esa manera brindar alternativas que generen, en la práctica, la mayor cantidad de estrategias de aprendizaje.
Actualmente cobra vital importancia en la innovación de los escenarios de aprendizaje el uso de los medios tecnológicos que los jóvenes poseen y utilizan constantemente en su diario vivir, por ejemplo, los teléfonos celulares, que dejaron de ser un medio para realizar y recibir llamadas y se utilizan, entre otras cosas, como aparatos de registro audiovisual que permite realizar entrevistas con las cuales los docentes podemos activar la capacidad de análisis y la reflexión en torno a resultados de investigaciones que confrontan la teoría con el conocimiento en terreno.
Lo importante es el objetivo final, que y como deseamos educar a nuestro jóvenes. En mi caso, deseo generar un espacio de análisis y reflexión con argumentos sólidos y fundamentados que sirvan de respaldo para la generación de la opinión crítica y responsable, que en los jóvenes es una materia prima que abunda, todo lo anterior a través de estrategias que los movilicen y permitan demostrar lo que saben aplicándolo a situaciones cotidianas.
Creo en esta opción e invito a todos los docentes a que traten de innovar e incentivar el afán investigativo en nuestros jóvenes para liberarlos de las certezas y mostrarles un mundo por construir a través de la educación.
¿A qué se debe esto? Parto de la base que no es producto de las limitaciones estructurales que poseen los estudiantes que arrastran a través de los años de aprender bajo sistemas de transferencia de información, siendo actores pasivos de recepción auditiva de muchas palabras, por otro lado, no poseen un bagaje de alternativas que les permitan elegir y recurren a lo que han visto y creen que puede ser eficiente para lograr un objetivo de aprendizaje y obtener una buena calificación.
Un profesor que los invite a innovar tiene que hacer lo que pide que hagan sus estudiantes y de esa manera brindar alternativas que generen, en la práctica, la mayor cantidad de estrategias de aprendizaje.
Actualmente cobra vital importancia en la innovación de los escenarios de aprendizaje el uso de los medios tecnológicos que los jóvenes poseen y utilizan constantemente en su diario vivir, por ejemplo, los teléfonos celulares, que dejaron de ser un medio para realizar y recibir llamadas y se utilizan, entre otras cosas, como aparatos de registro audiovisual que permite realizar entrevistas con las cuales los docentes podemos activar la capacidad de análisis y la reflexión en torno a resultados de investigaciones que confrontan la teoría con el conocimiento en terreno.
Lo importante es el objetivo final, que y como deseamos educar a nuestro jóvenes. En mi caso, deseo generar un espacio de análisis y reflexión con argumentos sólidos y fundamentados que sirvan de respaldo para la generación de la opinión crítica y responsable, que en los jóvenes es una materia prima que abunda, todo lo anterior a través de estrategias que los movilicen y permitan demostrar lo que saben aplicándolo a situaciones cotidianas.
Creo en esta opción e invito a todos los docentes a que traten de innovar e incentivar el afán investigativo en nuestros jóvenes para liberarlos de las certezas y mostrarles un mundo por construir a través de la educación.
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