A inicios de este año se difundió la noticia de la disminución de la matrícula y la fugar de estudiantes de las escuelas públicas de la comuna y del país a las escuelas particulares.
Ahora bien, será significativo, importante, atractivo, motivante, contextualizado, relacionado con lo que sientes, piensas, sueñas y crees, es estar escuchando a una persona por más de una hora, después de haber escuchado a otras personas durante horas, además de resolver ejercicios o responder preguntas en una hoja, generalmente sentado dándole la espalda a la tecnología y a la libertad creativa de plasmar tus críticas y reflexiones, ideas y pensamiento en acciones en las cuales sientas dominio, sean actractivas y motivantes.
Cuando analizan y reflexionan sobre de los motivos del masivo abandono de estudiantes del sistema público al particular, a nivel nacional y local. Muchas de las conclusiones se centran exclusivamente las ventajas comparativas de los procesos de selección de estudiantes de los colegio particulares y no en generar un proceso de autocrítica de los elementos del sistema público que aportan a que esta movilidad esté en creciente aumento en estos último años.
¿Qué factores operan para que se esté optando cada día más por afirmar que la educación pública es cada día más mala? Sería pretensioso creer tener la respuesta ante tal tamaña pregunta. Pero existen una serie de variables que sería interesante evaluar.
¿Las características de nuestros estudiantes son consideradas en el diseño de las experiencias de aprendizaje? Particularmente creo que en ambos sistemas la respuesta es negativa. Uno de los factores de profesionalización de la práctica docente es poseer datos diagnóstico que permitan adecuar la propuesta de enseñanza con las características de los estudiantes.
No pretendo reducir un problema tan complejo, a una situación caricaturesca y unicausal como sería explicar la pésima calidad de educación que poseemos a nivel nacional (La realidad local es un correlato de tal fenómeno) con la incapacidad de generar experiencias de aprendizaje significativa, atractativas y atrayentes a nuestro estudiantes, ya que, sería recurrir a un discurso facilista de “culpar” a un elemento involucrado en la dinámica educativa y me ahorraría plasmar una argumentación más extensa.
El intercambio de expectativas, necesidades, ideas, conocimientos, experiencias, motivaciones y todas las variables de las interacciones en los dominios emocionales que ocurren en el espacio recreado en el aula, totalmente dinámico e imposible de predecir, aportan una abundante cantidad de información para lograr establecer elementos de intervención y mejora que permitan desmotivar a los desmotivados y acrecentar los deseos de aprender a quienes los poseen.
Tener claridad en torno a como un estudiante percibe, procesa y trabaja con la información, que idea y conocimiento posee de lo que se va a tratar, que habilidades y destreza maneja para trasladar conocimientos a situaciones contextuales y como interactúas a partir de valores y actitudes con sus pares, son elementos que cobran significación en el proceso de reflexión y análisis del docente de lo acontecido en la situación vivida en la clase, es decir, su observación y la selección que realiza. Para incorporar esta información a diseños de experiencias de aprendizaje, desplegadas en metodologías de enseñanza y evaluativos relacionadas con el grupo humano con el cual que interactúa.
Eso desde la teoría, porque en la práctica aparecen otras variables de contexto que impiden llevar cabo lo planificado, pero ese margen de error no puede inmovilizar un proceso “seriamente planificado”. Que contrasta en ocasiones con el escaso o nulo tiempo que posee el docente para dialogar, analizar y reflexionar en torno a su quehacer y a las condiciones en las cuales lleva a cabo su trabajo. No es de extrañar que en el sistema público un profesor deba interactuar en un grupo curso con estudiantes con graves problemas conductuales, que monopolizan el control de la clase, y con otro que desean aprender y poseen aspiraciones de continuidad de estudios superiores. Sumado a estos condiciones de infraestructura deplorables, con salas de clases sin vidrio, pisos en mal estados, mesa y sillas para los estudiantes dañadas y sin aparatos tecnológicos habilitados y en buen estado aptos para un proceso normal de desarrollo de una clase. En muchos casos ese es el estado de algunos colegios del sistema público.
Ante tal realidad, es comprensible la decisiones de los apoderados de invertir dinero en un colegio particular, pero ¿Es esta la solución a la problemática de la calidad de la educación? Lamentablemente no. La educación es un problema de la sociedad y evadir el problema trasladando a los estudiantes de un lado a otro no es la solución. Si tenemos claro los problemas hay que enfrentarlos y presionar a todos aquellos que deben actuar en la solución de los problemas para que hagan lo que deben hacer. Los padres responsabilizarse de los hábitos, conductas y valores que poseen sus hijos, los docente generar un proceso de aprendizaje planificado, transparente y evaluado permanentemente, las autoridades dotar de condiciones para que las clases se realicen en una ambiente de trabajo de calidad y la sociedad en su conjunto dejar de creer que los problemas de la educación son de los directivos y profesores, ya que, este problema requiere de la intervención de todos fortaleciendo la educación pública y generando espacios de diálogo y reflexión en la formación integral de personas que es la tarea primordial de la escuela.
Ahora bien, será significativo, importante, atractivo, motivante, contextualizado, relacionado con lo que sientes, piensas, sueñas y crees, es estar escuchando a una persona por más de una hora, después de haber escuchado a otras personas durante horas, además de resolver ejercicios o responder preguntas en una hoja, generalmente sentado dándole la espalda a la tecnología y a la libertad creativa de plasmar tus críticas y reflexiones, ideas y pensamiento en acciones en las cuales sientas dominio, sean actractivas y motivantes.
Cuando analizan y reflexionan sobre de los motivos del masivo abandono de estudiantes del sistema público al particular, a nivel nacional y local. Muchas de las conclusiones se centran exclusivamente las ventajas comparativas de los procesos de selección de estudiantes de los colegio particulares y no en generar un proceso de autocrítica de los elementos del sistema público que aportan a que esta movilidad esté en creciente aumento en estos último años.
¿Qué factores operan para que se esté optando cada día más por afirmar que la educación pública es cada día más mala? Sería pretensioso creer tener la respuesta ante tal tamaña pregunta. Pero existen una serie de variables que sería interesante evaluar.
¿Las características de nuestros estudiantes son consideradas en el diseño de las experiencias de aprendizaje? Particularmente creo que en ambos sistemas la respuesta es negativa. Uno de los factores de profesionalización de la práctica docente es poseer datos diagnóstico que permitan adecuar la propuesta de enseñanza con las características de los estudiantes.
No pretendo reducir un problema tan complejo, a una situación caricaturesca y unicausal como sería explicar la pésima calidad de educación que poseemos a nivel nacional (La realidad local es un correlato de tal fenómeno) con la incapacidad de generar experiencias de aprendizaje significativa, atractativas y atrayentes a nuestro estudiantes, ya que, sería recurrir a un discurso facilista de “culpar” a un elemento involucrado en la dinámica educativa y me ahorraría plasmar una argumentación más extensa.
El intercambio de expectativas, necesidades, ideas, conocimientos, experiencias, motivaciones y todas las variables de las interacciones en los dominios emocionales que ocurren en el espacio recreado en el aula, totalmente dinámico e imposible de predecir, aportan una abundante cantidad de información para lograr establecer elementos de intervención y mejora que permitan desmotivar a los desmotivados y acrecentar los deseos de aprender a quienes los poseen.
Tener claridad en torno a como un estudiante percibe, procesa y trabaja con la información, que idea y conocimiento posee de lo que se va a tratar, que habilidades y destreza maneja para trasladar conocimientos a situaciones contextuales y como interactúas a partir de valores y actitudes con sus pares, son elementos que cobran significación en el proceso de reflexión y análisis del docente de lo acontecido en la situación vivida en la clase, es decir, su observación y la selección que realiza. Para incorporar esta información a diseños de experiencias de aprendizaje, desplegadas en metodologías de enseñanza y evaluativos relacionadas con el grupo humano con el cual que interactúa.
Eso desde la teoría, porque en la práctica aparecen otras variables de contexto que impiden llevar cabo lo planificado, pero ese margen de error no puede inmovilizar un proceso “seriamente planificado”. Que contrasta en ocasiones con el escaso o nulo tiempo que posee el docente para dialogar, analizar y reflexionar en torno a su quehacer y a las condiciones en las cuales lleva a cabo su trabajo. No es de extrañar que en el sistema público un profesor deba interactuar en un grupo curso con estudiantes con graves problemas conductuales, que monopolizan el control de la clase, y con otro que desean aprender y poseen aspiraciones de continuidad de estudios superiores. Sumado a estos condiciones de infraestructura deplorables, con salas de clases sin vidrio, pisos en mal estados, mesa y sillas para los estudiantes dañadas y sin aparatos tecnológicos habilitados y en buen estado aptos para un proceso normal de desarrollo de una clase. En muchos casos ese es el estado de algunos colegios del sistema público.
Ante tal realidad, es comprensible la decisiones de los apoderados de invertir dinero en un colegio particular, pero ¿Es esta la solución a la problemática de la calidad de la educación? Lamentablemente no. La educación es un problema de la sociedad y evadir el problema trasladando a los estudiantes de un lado a otro no es la solución. Si tenemos claro los problemas hay que enfrentarlos y presionar a todos aquellos que deben actuar en la solución de los problemas para que hagan lo que deben hacer. Los padres responsabilizarse de los hábitos, conductas y valores que poseen sus hijos, los docente generar un proceso de aprendizaje planificado, transparente y evaluado permanentemente, las autoridades dotar de condiciones para que las clases se realicen en una ambiente de trabajo de calidad y la sociedad en su conjunto dejar de creer que los problemas de la educación son de los directivos y profesores, ya que, este problema requiere de la intervención de todos fortaleciendo la educación pública y generando espacios de diálogo y reflexión en la formación integral de personas que es la tarea primordial de la escuela.
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