En este momento en el que estamos entusiasmadamente celebrando un sostenido índice de crecimiento de la economía nacional. Que estuvimos y seguimos en el foco de los comentarios mundiales por nuestra eficiencia en el rescate de los 33 mineros de Copiapó. En el que nuestro presidente se codea con los mandatarios más importantes del mundo, haciendo gala de nuestro “Chilean Way” y en el que cada día más nuestra soberbia y orgullo nos están retrotrayendo a los tiempos en los que nos creímos jaguares y no alcanzábamos ni para cachorro de gato. Quiero que tengan la posibilidad de detenerse en su vertiginoso trajín legislativo y reflexionar que el crecimiento económico por sí sólo no lleva al desarrollo y peor aún a una equidad social y un mejor calidad de vida para TODOS los chilenos.
Lamentablemente el modelo que utilizamos no permite que la distribución de la riqueza sea equitativa para que gran parte de nuestra población acceda a una calidad de vida aceptable. La concentración de los recursos en pocas personas genera una abismante brecha que afecta negativamente a millones de personas que viven sumidas en la pobreza, con ingresos que apenas alcanzan para adquirir los bienes de una canasta familiar y transforman su vida en un ejercicio de sobrevivencia mensual.
Particularmente no me agrada esta situación, la rechazo de plano y me revelo ante ella, ya que, la convivencia social implica un compromiso colectivo de convivencia y alteridad, en la cual, aunque crea que lo que le pasa al otro no es importante, favorablemente lo es, ya que, vistos desde el punto de vista individual, en cualquier momento va repercutir en todos.
Desde esta perspectiva, más que seguir diagnosticando y reflexionando en torno al estado de la situación, deseo emplazarlos a apoyarnos a todos los que soñamos por un mundo más justo y mejor. Teniendo en cuenta al momento de decidir corporativa e individualmente el bienestar de aquellas personas que están excluidas y no poseen recursos para acceder a alimentarse con lo mínimo que se establece en una canasta básica de alimentos, que naturalmente es poco para el bienestar de una persona y familia.
Además de lo anterior, existe un flagelo social con raíces históricas que ahondan más nuestra situación actual, que es la exclusión. Cada día más siento y observo que en nuestro país existen ciudadanos de primera y segunda categoría. Mucha gente siente que por no tener o acceder a lo se establece como apropiado por un grupo de persona, no existe como ciudadano de este país.
Los emplazo a debatir y legislar, porque lamentablemente en nuestro país nos hemos acostumbrado que sólo con leyes, castigos y supervisión se pueden hacer las cosas bien, quizás sólo no pueda cambiar esta lógica y es más aconsejable comenzar a partir de solicitar vuestro apoyo manteniendo el funcionamiento actual e ir paulatinamente generando un cambio de enfoque de cómo llegar a una estado en el cual el actuar ético, la responsabilidad social, el merito, la honradez y otro valores asociados generen una matriz cultural que anule y eliminen la premisa que con supervisión y castigo se pueden hacer las cosas bien.
Lo que les planteo en estas letras no es antojadizo, lamentablemente (palabra reiterada hasta el cansancio en esta carta) los resultados de la encuesta CASEN confirman mi sensación de que estamos cada día peor. La mujer sigue siendo más pobre que los hombres y lo peor, la brecha que separa a los que tienen más con los que poseen menos se aumenta cada día más.
Por lo tanto, es hora de ponernos en campaña como país para romper con las tendencias planteadas y reencantarno con la esperanza de acceder al un mundo mejor, en el cual el estado no se desentiendo de aquellos que por cualquier razón y ajenos a su voluntad no pueden acceder a una salud y educación de calidad. Que se alimenten con bienes comprados en las ferias clandestinas con productos vencidos y esten permanentemente asistiendo a los servicios de salud público esperando un milagro para ser observados durante algunos minutos por un médico general y ser derivados con un analgésico porque no hay recursos para remediar su situación.
Me gustaría vivir en una país en el que ir a la escuela, signifique aprender cosas nuevas con nuevas formas, en un espacio grato y confortable, situación que se da pero para un grupo reducido de chilenos, por eso es necesario el vuestro apoyo para dejar de que el respaldo a la educación pública sea una obra de buena voluntad y se transforme en una necesidad nacional.
No puede ser que existan familias que viven hacinadas en casas que no reúnen las mínimas condiciones de habitabilidad, sean productos de reportajes televisivos y ustedes no hagan nada. Esta bueno creer que eso es normal y cada día escuchamos como aumentan las violaciones de familiares a niños y femicidos relacionadas a las pésimas condiciones de vida de las personas.
Vuelve a repetir que este es un problema que nos involucra a todos, ya que, lamentablemente ese potencial de criminalidad que se atribuye a los espacios de pobreza tiene correlato con el porcentaje de personas que cometen delitos diariamente y esta fuertemente relacionada con la desigualdad al acceso de oportunidad y nos perjudica a todos. No podemos ser tan inocentes y creer que encerrándono en mansiones con aparatos de vigilancia sofisticados terminaremos con la delincuencia, atacando exclusivamente la forma y no llegando al fondo del problema.
Estamos en el momento justo para llegar a acuerdos, tenemos que aprovechar este momento político en el cual no están polarizadas las ideas para tomar acuerdos que generan leyes que incentiven una distribución equitativa de la riqueza, un acceso igualitario a las oportunidades, un estado interviniente que se ocupe de los grupos más desprotegidos del país, una legislación laboral sólida que cubra los derechos y deberes de los trabajadores, normas financieras que impidan los abusos de las instituciones que administran recursos, una legislación ambiental y de género que apunte cada día más a la inclusión de nuevas realidad de forma concreta, etc. Son muchas las cosas que nos faltan y a la vez muy necesarias y tenemos que comenzar hoy, ya mañana es tarde. Los países crecen cuando sus ciudadanos pueden optar a vivir en condiciones dignas y en nuestro país existen millones de personas que no sólo no acceden a condiciones dignas, peor aún viven en condiciones miserables y están visibles, día a día, caminamos junto a ellos y creo que nos avergonzamos de nosotros mismo de no ser capaces de generar condiciones que permitan que cada día esta realidad vaya disminuyendo.
Señores legisladores, mi intención no es culpalizarlos de problemas que tienen raíces históricas en nuestro país, ni transformarlos en mesías y únicos responsables de la solución de un problema de carácter planetario, pero les pido apoyo en esta tarea y que cada vez que deban apretar en boton con el que aprueban las leyes o generen debates en el cual este involucrado el interés colectivo, el resultado de su trabajo, considera como prioridad generar la condiciones de mejoramiento del acceso y más importante aún, la calidad de vida de los millones de personas que actualmente estan sumidos en la pobreza, indigencia y exclusión. Para que cuando volvamos a revisar los índices que nos entrega la encuesta CASEN seamos capaces de decir como país que cada día más estamos generando las condiciones de vivir en un país más justo en el cual las personas pueden darse el lujo de estar con sus hijos y entregarle la esperanza que la convivencia social y el desarrollo del ser humano no pasa por trabajar para vivir y vivir para trabajar, sino que se sustenta en el respeto, la tolerancia, el diálogo, la comprensión y la permanente reflexión de la superación de las condiciones del mundo en que vivimos y poseamos un fuerte compromiso de hacer las cosas para ayudar a quienes están a nuestro alrededor indenpendientemente de cualquier tipo de condicione que posea.
Manifestando mi esperanza en que estas palabras sean un aporte para generar conciencia en vuestras personas y las emito asumiendo que no soy el dueño de la verdad y no pretendo serlo, pero si un ciudadano opinante.
Lamentablemente el modelo que utilizamos no permite que la distribución de la riqueza sea equitativa para que gran parte de nuestra población acceda a una calidad de vida aceptable. La concentración de los recursos en pocas personas genera una abismante brecha que afecta negativamente a millones de personas que viven sumidas en la pobreza, con ingresos que apenas alcanzan para adquirir los bienes de una canasta familiar y transforman su vida en un ejercicio de sobrevivencia mensual.
Particularmente no me agrada esta situación, la rechazo de plano y me revelo ante ella, ya que, la convivencia social implica un compromiso colectivo de convivencia y alteridad, en la cual, aunque crea que lo que le pasa al otro no es importante, favorablemente lo es, ya que, vistos desde el punto de vista individual, en cualquier momento va repercutir en todos.
Desde esta perspectiva, más que seguir diagnosticando y reflexionando en torno al estado de la situación, deseo emplazarlos a apoyarnos a todos los que soñamos por un mundo más justo y mejor. Teniendo en cuenta al momento de decidir corporativa e individualmente el bienestar de aquellas personas que están excluidas y no poseen recursos para acceder a alimentarse con lo mínimo que se establece en una canasta básica de alimentos, que naturalmente es poco para el bienestar de una persona y familia.
Además de lo anterior, existe un flagelo social con raíces históricas que ahondan más nuestra situación actual, que es la exclusión. Cada día más siento y observo que en nuestro país existen ciudadanos de primera y segunda categoría. Mucha gente siente que por no tener o acceder a lo se establece como apropiado por un grupo de persona, no existe como ciudadano de este país.
Los emplazo a debatir y legislar, porque lamentablemente en nuestro país nos hemos acostumbrado que sólo con leyes, castigos y supervisión se pueden hacer las cosas bien, quizás sólo no pueda cambiar esta lógica y es más aconsejable comenzar a partir de solicitar vuestro apoyo manteniendo el funcionamiento actual e ir paulatinamente generando un cambio de enfoque de cómo llegar a una estado en el cual el actuar ético, la responsabilidad social, el merito, la honradez y otro valores asociados generen una matriz cultural que anule y eliminen la premisa que con supervisión y castigo se pueden hacer las cosas bien.
Lo que les planteo en estas letras no es antojadizo, lamentablemente (palabra reiterada hasta el cansancio en esta carta) los resultados de la encuesta CASEN confirman mi sensación de que estamos cada día peor. La mujer sigue siendo más pobre que los hombres y lo peor, la brecha que separa a los que tienen más con los que poseen menos se aumenta cada día más.
Por lo tanto, es hora de ponernos en campaña como país para romper con las tendencias planteadas y reencantarno con la esperanza de acceder al un mundo mejor, en el cual el estado no se desentiendo de aquellos que por cualquier razón y ajenos a su voluntad no pueden acceder a una salud y educación de calidad. Que se alimenten con bienes comprados en las ferias clandestinas con productos vencidos y esten permanentemente asistiendo a los servicios de salud público esperando un milagro para ser observados durante algunos minutos por un médico general y ser derivados con un analgésico porque no hay recursos para remediar su situación.
Me gustaría vivir en una país en el que ir a la escuela, signifique aprender cosas nuevas con nuevas formas, en un espacio grato y confortable, situación que se da pero para un grupo reducido de chilenos, por eso es necesario el vuestro apoyo para dejar de que el respaldo a la educación pública sea una obra de buena voluntad y se transforme en una necesidad nacional.
No puede ser que existan familias que viven hacinadas en casas que no reúnen las mínimas condiciones de habitabilidad, sean productos de reportajes televisivos y ustedes no hagan nada. Esta bueno creer que eso es normal y cada día escuchamos como aumentan las violaciones de familiares a niños y femicidos relacionadas a las pésimas condiciones de vida de las personas.
Vuelve a repetir que este es un problema que nos involucra a todos, ya que, lamentablemente ese potencial de criminalidad que se atribuye a los espacios de pobreza tiene correlato con el porcentaje de personas que cometen delitos diariamente y esta fuertemente relacionada con la desigualdad al acceso de oportunidad y nos perjudica a todos. No podemos ser tan inocentes y creer que encerrándono en mansiones con aparatos de vigilancia sofisticados terminaremos con la delincuencia, atacando exclusivamente la forma y no llegando al fondo del problema.
Estamos en el momento justo para llegar a acuerdos, tenemos que aprovechar este momento político en el cual no están polarizadas las ideas para tomar acuerdos que generan leyes que incentiven una distribución equitativa de la riqueza, un acceso igualitario a las oportunidades, un estado interviniente que se ocupe de los grupos más desprotegidos del país, una legislación laboral sólida que cubra los derechos y deberes de los trabajadores, normas financieras que impidan los abusos de las instituciones que administran recursos, una legislación ambiental y de género que apunte cada día más a la inclusión de nuevas realidad de forma concreta, etc. Son muchas las cosas que nos faltan y a la vez muy necesarias y tenemos que comenzar hoy, ya mañana es tarde. Los países crecen cuando sus ciudadanos pueden optar a vivir en condiciones dignas y en nuestro país existen millones de personas que no sólo no acceden a condiciones dignas, peor aún viven en condiciones miserables y están visibles, día a día, caminamos junto a ellos y creo que nos avergonzamos de nosotros mismo de no ser capaces de generar condiciones que permitan que cada día esta realidad vaya disminuyendo.
Señores legisladores, mi intención no es culpalizarlos de problemas que tienen raíces históricas en nuestro país, ni transformarlos en mesías y únicos responsables de la solución de un problema de carácter planetario, pero les pido apoyo en esta tarea y que cada vez que deban apretar en boton con el que aprueban las leyes o generen debates en el cual este involucrado el interés colectivo, el resultado de su trabajo, considera como prioridad generar la condiciones de mejoramiento del acceso y más importante aún, la calidad de vida de los millones de personas que actualmente estan sumidos en la pobreza, indigencia y exclusión. Para que cuando volvamos a revisar los índices que nos entrega la encuesta CASEN seamos capaces de decir como país que cada día más estamos generando las condiciones de vivir en un país más justo en el cual las personas pueden darse el lujo de estar con sus hijos y entregarle la esperanza que la convivencia social y el desarrollo del ser humano no pasa por trabajar para vivir y vivir para trabajar, sino que se sustenta en el respeto, la tolerancia, el diálogo, la comprensión y la permanente reflexión de la superación de las condiciones del mundo en que vivimos y poseamos un fuerte compromiso de hacer las cosas para ayudar a quienes están a nuestro alrededor indenpendientemente de cualquier tipo de condicione que posea.
Manifestando mi esperanza en que estas palabras sean un aporte para generar conciencia en vuestras personas y las emito asumiendo que no soy el dueño de la verdad y no pretendo serlo, pero si un ciudadano opinante.
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