Como quedó como tarea pendiente me voy a referir a una de las afirmaciones que más me llamó la atención de la ponencia de Chomsky en Temuco, esta se refiere a que los países ricos (que simbolizan a los artífices de las desigualdades perversas de la globalización neoliberal) "Privatizan las ganancias y socializan los costo".
No pretendo hacer un comentario a la ponencia de Chomsky, ni referirme fielmente a todos lo puntos abarcados en su charla. Quiero realizar un ejercicio de intepertración e inserción de juicio crítico aplicado a la realidad que puedo traer a mis manos con respecto a la cita anteriomente planteada.
Hoy en día las grandes multinacionales extrañamente no tienen dueños visibles, se manejan en sociedad anónimas que generan una tráfico de capital financiero de gran monta que es totalmente oscuro antes lo ojos de cualquier ciudadano de nuestro planeta. Generalmente vemos que las transnacionales aportan diversión a nuestro aburrido cotidiano, generándo entretenidos momentos de ocio a nuestras monótonas vidas. Se pretende creer que son necesarias, que no podríamos vivir sin Coca Cola o Mac Donals (o como se escriba) que son una importante fuente de empleo y una condición sine qua non de una gran ciudad. Pero ¿Qué pasa cuando estás empresas generan perdidas por alguna variación imprevista de la economía? ¿Quién asume los costos? La respuesta es muy clara: Los trabajadores. Ahora bien, no solo los trabajadores sino que también las familias y el circulo más cercano que integra este micro mundo.
La frustración, la decepción, la ansiedad, la impotencia son algunos de los elementos que afloran en el desempleado que confió en que su empresa nunca prescindiría de sus servicios. Pero la empresa no hizo nada malo, solo socializó los costos, le traspaso las perdidas a sus trabajadores y niveló sus gastos con sus sueldos recuperados de lo salarios de aquellos que no están.
Puede sonar excesivamente marxista mi análisis, pero no escapa totalmente de la realidad. Ahora bien ¿Qué ocurre cuando la empresa obtiene ganancia? Las invierte, no tengan dudas, en la capitalización de nuevas sucursales en otros lugares o en la ampliación del giro a otras actividades.
Por donde se vea el trabajador nunca sale beneficiado y si protesta es díscolo y comunista, o sea, cualquier persona que reclame algún justo derecho es comunista. No será mucho ¿Tendremos que guardar nuestra opinión en el baúl de los recuerdos de nuestros deseos?
Hoy no estoy dispuesto a callar las injusticias. Quizás mis métodos no mueven masas, pero me sirven para creer en mundos mejores, de lo contrario me sentiría muerto.
Vienen tiempos peores. Se está trasladando el sentido de competitividad empresarial al mundo de las relaciones entre las personas y eso genera que cada día estemos luchando por ocupar un espacio en la economía que nos permita sobrevivir. Por lo tanto, mi mensaje final es: "Para evitar enceguecerse con la ilusión hedonista del sistema, toma la pastilla roja y lee".
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