lunes, septiembre 04, 2006

Sepultando el dolor

Otra noche más de mi rutinaria, monótona y asquerosa vida. Me dirijo nuevamente al bar a escuchar los acordes y armonías de Charlie. Se en lo más profundo de mi ser que el sabe que estoy observándolo aunque nunca he recibido su mirada, no sé que haría si eso ocurriese. Siempre mis visitas son nocturnas, es la obnubilencia de mis actos los que me trasladan a cumplir este ritual que es impropio de un profesional de mi talla y acorde a un ser que no quiere asumir su condición de soledad.

Tengo la necesidad de ingresar por la puerta de este vetusto antro y sentir el olor a tabaco mezclado con el sudor de los comensales que prefieren ahogar sus penas en el alcohol que aprestarse a compartir con los seres que los acompañan en sus desgraciadas vidas. Las mesas están en el mismo lugar, la barra desabitada y la música estridente, aunque no veo a Charlie y su grupo. Esto me produce una sensación de vacío inexplicable, me siento incompleto, algo de mi rutinaria vida no está, no sé que hacer.

Me dirijo a la barra a preguntar acerca del motivo de la ausencia de los músicos. El barman me dice que la noche anterior vio salir a Charlie ebrio con una mujer y no ha sabido nada de él. La incertidumbre me atrapa, realmente no sé que hacer, me siento totalmente desnudo y desprotegido, más aún creo que voy a salir del local, pero ¿A qué? No tengo adonde ir, perdón, no se que hacer, no se me ocurre, tengo temor, una de mis certezas se acaba de caer estoy totalmente desvalido, siento que la gente me observa, que se ríen de mí, siento que les parezco ridículos a algunos, mejor me voy, no lo sé. Le pregunto al barman que panorama se espera para la noche, el me dice que por hoy sólo música rock, algo de los Stones, Bob Dylan, Beatles y algo por el estilo. No es mala alternativa, buena música, un buen trago y una buena conversación. No sé de qué conversar, mi desprotección me bloquea a diferencia de ayer no tengo el control de la situación. ¿De qué se habla con un barman? Realmente no lo sé es primer vez que interactúo comunicacionalmente con un individuo barman. Bueno por algo debo empezar, el es mí única salvación, en el fondo no creo que me interese conversar con él, pero así me siento protegido de la mirada de los otros. Comienzo preguntándole acerca de cómo está el trabajo, el me dice:

- Hoy no se ha movido mucho, todavía falta que lleguen algunos de los clientes habituales.
- ¿Gente que siempre viene? Pregunta realmente imbécil.
- Jajajajajajaaja. Obvio amigo, de eso se trata.
- En realidad. ¿Cuál es tu nombre?
- Juan.
- ¿Trabajas hace mucho en este local?
- 4 años.
- ¿Te gusta tu trabajo?
- Sí, a veces es un poco aburrido, pero lo disfruto.
- ¿Me imagino que conocerás mucha gente?
- Conocer no sé, ver sí, creo que muchos con los que converso lo hacen por que no tienen con quién hacerlo, se acercan a preguntarme las misma trivialidades de siempre como una forma de evadir su soledad.
- Creo que me descubriste.
- No es muy difícil, tu caso es el típico de todos los que acuden solos a un bar. Sí no buscan chicas o chicos, creo que tratan de matar su soledad.
- Bueno lo mío es disfrutar de la buena música.
- ¿Seguro?
- Y también evadirme de esta mierda con la cual convivo cotidianamente.
- Yo creo que lo segundo vence a lo primero.
- Puede ser.
- Ojalá puedas satisfacer tus deseos comunicativos con este humilde barman.
- Lo de humilde no lo creo, la sabiduría no te la entregan los títulos, te la da la vida maestro.
- Quizás. ¿Eres sólo?
- ¿Acaso me preguntas si soy casado?
- Sí.
- Soltero y solo.
- ¿Por voluntad?
- En parte.
- Mmmmmm…. Me suena a decepción.
- Así es, el peor dolor es la traición.
- Así es, y ¿Hace mucho?
- No sé cuanto es mucho lo único que sé es que dura.

En ese momento sentí estar hablando con alguien que me comprendía o quizás necesitaba explotar por algún lado. Creo que este ser es el personaje anónimo que sin enjuiciarme y conocerme puede comprender mi situación o quizás sea un elemento útil para mi egoísmo y autorreferencia que necesito para vaciar mi dolor.

- Eso son lo peores dolores.
- Para mí el peor dolor no pasa por el engaño sino por la traición. Esta es la que expresa la premeditación de un acto que atenta contra una persona despojándola de la confianza y destruyendo el amor. Creo que la traición a diferencia del engaño es un acto en el cual la destrucción del amor es total. Te marca y te hace creer que la soledad es el mejor camino para quienes creemos en las personas.
- Eso es normal luego de una herida tan grande.
- Sea o no sea me da lo mismo, el dolor es terrible.
- Te comprendo.
- ¿Y cómo pasó lo tuyo?
- Pasó como la historia de un poeta que viajó del infierno al paraíso pasando por el purgatorio y al estar cerca de las puertas de la casa de Dios observó como aquellas palabras y promesas edificadas con cimientos sólidos se destruían de un minuto a otro.
- No quiero adentrarme en tu dolor. Las heridas deben cicratizar, lo único que te recomiendo es mirar a tu alrededor quizás lo que necesitas para volver a soñar en ese paraíso que anhelabas está más cerca de lo que crees.
- Así es.
- ¿Lo tienes?
- ¿Qué cosa?
- ¿La esperanza?
- Y la fe también.
- Jajajjajaja.

En ese momento me sirve una copa y me dice que es invitación de la casa, la acepto y siento que los que me rodeaban me dejaron de mirar y están preocupados de sus propios problemas. Por un momento se me olvidó que había venido a escuchar música y que sentía temor, creo que encontré una persona con la cual pude dejar de ser ese ignorante funcional que me jacto de ser como forma de encubrir mis temores.
La barra comienza a llenarse. Mi amigo se comienza a estresar. La pareja de homosexuales vuelve al local, otros novio ingresan con caras de sorprendidos de la oscuridad del lugar y Charlie no está. Quizás no vuelva, no lo sé, tengo una certeza, mañana en la noche nuevamente me trasplantaré a este lugar. Será el momento cuando mis ojos dejen de observar lo material y se apresten a adentrarse en la irrealidad de la realidad de lo efímero que existe más allá de las narraciones existenciales que creo para justificar mi tan frágil existencia.

- Chao Juan. Un gusto haber platicado contigo.
- Ahhhh, Chao y sigue el camino y para la otra cuéntame quien es ella.
- No tengas la menor duda.

Mientras me dirijo hacia la puerta siento que di un gran paso. Dejé algo de mi pasado enterrado y comienzo a vivir una vida en la cual no es necesario construir ilusiones, sino que vivir de la realidad de su compañía.

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