miércoles, septiembre 06, 2006

La búsqueda de la legitimidad

En unos pocos días más se celebra en Chile la constitución de la primera junta nacional de gobierno que para los chilenos y nuestra historia oficial, es el hito con el que se inicia nuestro proceso independentista. Muchos de nuestras rituales que se llevan a cabo durantes estas festividades están directamente asociados a momentos de entretención y descanso, pero en muy pocas ocasiones he logrado escuchar un diálogo crítico y reflexivo sobre las connotaciones que atribuimos a este proceso de emancipación de la corona española.

Los movimientos “independentistas” surgidos a comienzos del siglo XIX en América latina se transformaron en los espacios de generación de circunstancias óptimas para construir una visión de estado – nación cimentada en principios de libertad, soberanía, legitimidad, gobernabilidad y estabilidad. Sin desconocer la particularidad de los fenómenos locales que ocurren en los países latinoamericanos, en ellos subyace un discurso de las élites gobernantes que incorporan una simbiosis de estos conceptos en la construcción homogénea de una idea de nación construida en la libertad e independencia de los tentáculos del poder Imperial, pero que no considera las aspiraciones de legitimidad de todos los grupos que constituyen la compleja red social de Chile de comienzos del siglo XIX.

Uno de los conceptos que se reconstruyen en el ideario independentista es el de estabilidad, que desde los lineamientos del orden institucional, pretende erigirse como un proyecto construido, desde las elites oligárquicas, que niega la participación ciudadana en la construcción de un proyecto consensuado y argumentativo de diálogo inclusivo oponiendo el derecho a la legitimidad con la necesidad de estabilidad política, como bien lo plantea Gabriel Salazar y Julio Pinto en su estudio de la historia contemporánea de Chile.

En sus orígenes nuestros estados se construyen de espalda a las mayorías, el genocidio indígena y la falta de participación de los grupos dominados (constante de la estructura colonial) se preservó en el proceso de generación de los estados independentistas. La exclusión como forma de mantener la estabilidad del estado generó escaso espacios de construcción de procesos de diálogos inclusivos de construcción de un proyecto global. Se pretendió crear un sistema institucional que estuviese por sobre los proyectos particulares de los integrantes de la sociedad civil.

La legimitidad surge del consenso, del diálogo ciudadano, creados a través de la convergencia de diversos argumentos. Lamentablemente en América latina la sociedad civil se transformó en un grupo disciplinado por la legalidad del gobierno de turno, que era encabezado por un proyecto oligárquico que pretendía asumir desde el discurso del derecho, altos niveles de representatividad que estaban muy lejos de ser pertinentes a los proyectos particulares de los grupos a los cuales pretendía representar.

Por lo tanto, reivindico el derecho a expresar, desde la opinión, la necesidad de develar a una América latina oprimida por yugos hegemónicos, construidos a través de discursos excluyentes que nacen, en muchos casos, por la necesidad de creer que el orden y la estabilidad son condiciones necesarias para la construcción de un proyecto social que entregue las posibilidades de desarrollo equitativo para todos las personas que conviven en nuestro continente.

Todavía estamos a tiempo de generar una sociedad civil participativa, consciente que la transformación de las injusticias sociales no depende de los gobiernos de turno, sino de nuestra capacidad de generar los espacios de diálogo y reflexión que nos permite aunar, desde la diversidad, una América latina para los latinoamericanos. Esta demás de gastarnos en luchas intestinas, nuestros enemigos son el hambre, la pobreza, la desigualdad, la inequidad, la exclusión, la discriminación y los estados poderosos que nos pretenden controlar. Mi mensaje es para todos los que todavía creen que los sueños son posibles desde la trinchera del diálogo constructivo cimentado en el discurso argumentado de la convivencia en el respeto del otro como legítimo en la convivencia conmigo y en la convivencia en el espacio relacional en el cual se desarrolla, por tanto, nuestra tarea está en los colegios en la familia y en nuestra capacidad de modificar lo que muchos creen que es inmodificable. A través del diálogo, la educación, el reconocimiento de lo diverso, la capacidad crítica de nuestra gente, una mirada reflexiva de nuestros actos y nuestras vidas, una propuesta de desarrollo social que equilibre el crecimiento con el desarrollo acompañado con una mirada integradora de respeto a las personas independientemente su credo, procedencia y religión.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy de la clase de personas que lucho en su niñez por sus ideas y solo se vio afectado por ellas, me converti en alguien indolente como muchas personas, fue egoista en mi ensimisme en mis necesidades y perdi cosas realmente hermosas por ello, yo creia que esto tenia que ver solo con la educacion pero la verdad es que no es suficiente, aun si no la tuviste puedes tener el deseo basico de una sociedad prospera, el querer vivir bien.

Es dificil cambiar al pais, incluso si lo haces deberias cambiar al mundo para que el mundo no acabe con el pais, pero mas alla del razonamiento y de la logica debemos ver dentro de nosotros quienes somos, somos humanos por la mierda y solo destruimos la vida que se nos dio.

Hay que luchas por nuestro ideales aunque perdamos nuestras vidas.


Saludos, ahora debo trabajar un poco y luego escribir en mi Blog.

Elias dijo...

Creo que la búsqueda de las transformaciones está en la modificaciones de los espacios sociales en los cuales nos desarrollamos. Ser agentes de cambios del micro espacio de convivencia es ser una persona que hace las cosas más allá del egoísmo de triunfo individual. Difícilmente podré cambiar el mundo, pero sí irradiar algún tipo de ruido a los que me rodean y así establecer una cadena y redes de ruidos que generen cambios locales que luego se proyecten a espacios globales.

Anónimo dijo...

pero es tan dificil verlo para creer en ello, creo que por eso no lo hace la mayoria, son cosas tan pequeñas para darles importancia que repercuten en algo tan grande como para siquiera intentar hacerlo.

Elias dijo...

Pero soñar es un derecho y uno de los pocos que no se puede prohibir. Mientras pueda seguiré tratando. CUando deje de tratar conmenzará mi muerte.

Anónimo dijo...

un derecho y una obligacion para con la vida.

Elias dijo...

Así es. UNa forma de viivr en el mundo