jueves, septiembre 07, 2006

Juan y el libro


Si es que tuviese que sintetizar la experiencia de la conversación con Juan, diría que fue una vía de escape necesaria para afrontar mis miedos y ser capaz de reconstruirme en la adversidad. Sí, aunque suene cursi, es siempre necesario encontrar ese espacio de esperanza que permite ver la luz que siempre existe al final del túnel que cada uno de nosotros se construye. En fin parte de la vida.
En todo caso, mis andanzas de ignorante funcional no se remiten exclusivamente a develar mis más profundas verdades y sentimientos. El diálogo me construye y reconstruye y a su vez es el combustible necesario para adentrarme en las complejas redes de relaciones de la vida de Juan. Tipo raro enigmático, diría que más que una persona sabia, un ser empático. Incluso meditando luego de nuestra conversación diría desesperadamente acertado, tan así que me dio una sana envidia esa capacidad de lograr generar en mí tanta sinceridad y apertura sin otro preludio que un trago, música, un bar y un diálogo de recién conocidos. Estos seres son enigmáticos, los clasificaría en la categoría de místicos, debido a su evidente aura de certezas filosófica de escuelas sin denominación más cercana a la sabiduría popular, capaz de cautivar a cuanta mujer se le cruce por el camino con una palabra certera en el momento justo. Tengo que encontrarle algún defecto, no tiene que ver con la típica condición envidiosa del chileno, va más allá, apunta a la necesidad de descubrir la vulnerabilidad que todo ser humano esconde detrás de su apariencia afable o desagradable.
Por lo que observé detrás de la barra, mientras conversaba con él, mantenía un libro, bastante ajado. Alcancé a divisar en su portada el nombre del autor; el Dante Alighieri, y su título la “Divina Comedia”. ¿Qué hace un tipo en un bar leyendo la “Divina Comedia”? ¿Para qué? ¿Qué quiere descubrir? ¿Querrá trasladarse a las mismas fauces de Satanás y conocer el dolor de aquellos pecadores que se atrevieron a atentar contra Dios? ¿Querrá comprender los misterios del paraíso? No lo sé. Pero si tengo una certeza, que mis ansias de curiosidad me llevan a indagar.
Me apresto a realizar el mismo viaje de siempre. Me dispongo a trasladarme al bar en el cual se desarrollan gran parte de mis transformaciones ontológicas. Es de noche. La oscuridad invade mi habitación. Deseo estar en aquel lugar en el cual puedo aprender acerca de la complejidad humana sin ser un mero observador externo.

4 comentarios:

Juan David Salazar dijo...

Tienes mucho tiempo libre al parecer, aprendiz.

Elias dijo...



Guguuuauaaaaaaaaaaaa
guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

Un hombre asi leyendo la divina comedia???? eso es peligroso sabes.

Creo que conozco esa sensacion, es una mezcla de admiracion y envidia, pero una mas curiosa que enferma, es querer entender el porque, que hay en ese ser que lo hace tan distinto y notorio...que emocion siento por ti, las personas que he conocido asi ahora me miran a mi con admiracion, quiza no eran lo que creian, o quiza finalmente los descifre y tomo todo como mio, soy un parasito de experiencias y conocimientos, y que bien se siente.


Parece que los dos tenemos tiempo...o estamos muy aburridos al menos.


Saludos

Elias dijo...

Mi idea es buscar para comprender los misterios que trata de descubrir en el texto, las explicaciones que quiere encotrar a su existencia y más de alguna justificación de sus actos.