La construcciones de estéreotipos en nuestra sociedad tienen orígenes históricos que se remontan desde la llegada de nuestros "conquistadores" hasta nuestro días. Como no recordar al gran guionista de ficción llamado Alonso de Ercilla y Zuñiga quién utilizando hábilmente la pluma, relataba inverosímiles batallas entre gigántescos mapuches y débiles pero nobles españoles en campos de batallas tapizados de trampas y dificultades imposibles de sobrellevar para cualquier humano "normal" menos, obviamente el super conquistador, que a pesar de lo magnificente de los gigantes y la fiereza del mapuche, era capaz de derrotarlo e imponer su nobleza y salvación en estas tierras plagadas de barbarie e incivilización. ¿Alguien todavía cree estas patrañas? No lo sé, quizás realmente no es de mi interes dilucidar esta inquietud, lo que sí me interesa es trasladar al texto la típica construcción de estereotipos que se construyen de las personas que poseen menos recursos en nuestro país. Generalmente son vistos como ladrones, mafiosos, traficantes, "flaites" y la guinda de la torta: borrachos. Diganme que no es típico que la única imágen utilizada en nuestro medios televisivos de personas con menos recursos económicos es la del curadito del 18 de septiembre. Es penoso observar a este individuo afirmándose en su curadera, demostrando su debilidad ante el vicio y siendo el símbolo de la degradación de la especie. ¿Acaso sólo los pobres son ebrios? ¿Será que con estas imágenes pretendemos ocultar nuestras debilidades?
Pretender crear sentido de pertenencia generando inclusión, respeto a la diversidad y tolerancia, es aceptar nuestra virtudes y limitantes y no proyectarlas con aquellos que no poseen los medios ni las influencias para aparecer en los medios televisivos.
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