Pretender construir una concepción universal de cómo comprender el espacio geográfico y luego utilizar la educación para propagarla a las demás personas, es por decirlo ingenuamente, bastante pretencioso e irreal, debido a que el espacio geográfico es concebido y construido por personas, quienes desde su (s) singularidad (es) lo construyen desde sus valores, sentimientos, creencias personales, únicas e irrepetibles, propias de seres que observan su realidad en un contexto que los transforma en una entidad exclusiva.
Si la educación es un vehículo que traslada experiencias y conocimientos, pero además respeta las observaciones de aquellos que le dan vida al proceso educativo, que son los estudiantes, es paradójico impedirle a estos últimos la incorporación de sus percepciones del lugar que habitan en la construcción del espacio geográfico que la geografía utiliza en la enseñanza del proceso de aprendizaje.
Hoy en día, la geografía estudia al espacio geográfico desde una perspectiva impersonal, desarraigada de la participación de las personas que habitan y se interrelacionan en el, vemos como se construye desde las aulas un espacio vacío de valores y cercano a la medición y cuantificación. Se transforma en un espacio dividido y subdividido, que es utilizado por el geógrafo como una herramienta de estudio que la disecciona en trozos útiles para reducir su complejidad intrínseca. Claro ejemplo de esto último, es como se estudia el espacio geográfico hoy en los establecimientos educacionales, por ejemplo, en primer año de educación media se inicia la actividad lectiva de los jóvenes que ingresan a una nueva etapa de su vida escolar, con el estudio de la Geografía de Chile en el subsector de Historia y Ciencias Sociales, la rutina cotidiana es lograr, en un comienzo, una aproximación del estudiante al tema con el cual deberá convivir por lo menos unos cuatro a cinco meses. Esta aproximación, también llamada diagnóstico, se realiza de diversas formas (entrevistas personales, conversaciones, test estandarizados, pruebas, etc.) pero su finalidad es similar, detectar cuales son los “conocimientos previos” que los estudiantes tienen acerca de la geografía, como disciplina científica. Ahora bien, esta aproximación diagnóstica, es acompañada con la entrega del texto de estudio suministrado por el ministerio de educación, organismo que funciona a nivel nacional como eje articulador y centralizador de los contenidos y actividades que se llevan a cabo en el país.
Observar y analizar el texto de forma crítica produce una primera conclusión, en el texto que se divide en tres secciones, estudio de la Geografía de Chile, Educación Cívica y Economía, encontramos la primera evidencia de un estudio de la Geografía bastante desapegado de cualquier implicancia de la persona que analiza el tema del espacio en el cual vive. Quizás sea muy categórico establecer un juicio como el emitido, pero lo hago desde la convicción de que el estudio de la geografía no puede realizarse sin involucrar a las personas que se interrelaciona en los espacios que habitan. El texto de primero medio de geografía, se construye teóricamente basado en los planteamientos de la geografía regional, dividiendo de la geografía en una geografía física y otra humana.
Probablemente esta forma de estudiar el espacio tuvo en sus momentos una aprobación mayoritaria por la comunidad geográfica mundial y fue validada en las escuelas como el método que permitía de la forma más “objetiva” posible estudiar el espacio geográfico. Pero hoy nos enfrentamos a otra realidad, la cual ha abierto las puertas a un estudio de una geografía que involucra a otras disciplinas en su quehacer científico. Vemos a una geográfica enriquecida con disciplina como la antropología y la sociología, una geografía en la que el hombre no solo es protagonista, sino que, es esencial en la construcción del espacio geográfico. Actualmente, el hombre no sólo ve al espacio geográfico como un sitio inerte, sino que, en el incorpora sus valores, sentimientos y percepciones. Esta transformación no es nueva, se remonta por lo menos a unos veinte años atrás y se denomina “geografía humanista”.
Si la educación es un vehículo que traslada experiencias y conocimientos, pero además respeta las observaciones de aquellos que le dan vida al proceso educativo, que son los estudiantes, es paradójico impedirle a estos últimos la incorporación de sus percepciones del lugar que habitan en la construcción del espacio geográfico que la geografía utiliza en la enseñanza del proceso de aprendizaje.
Hoy en día, la geografía estudia al espacio geográfico desde una perspectiva impersonal, desarraigada de la participación de las personas que habitan y se interrelacionan en el, vemos como se construye desde las aulas un espacio vacío de valores y cercano a la medición y cuantificación. Se transforma en un espacio dividido y subdividido, que es utilizado por el geógrafo como una herramienta de estudio que la disecciona en trozos útiles para reducir su complejidad intrínseca. Claro ejemplo de esto último, es como se estudia el espacio geográfico hoy en los establecimientos educacionales, por ejemplo, en primer año de educación media se inicia la actividad lectiva de los jóvenes que ingresan a una nueva etapa de su vida escolar, con el estudio de la Geografía de Chile en el subsector de Historia y Ciencias Sociales, la rutina cotidiana es lograr, en un comienzo, una aproximación del estudiante al tema con el cual deberá convivir por lo menos unos cuatro a cinco meses. Esta aproximación, también llamada diagnóstico, se realiza de diversas formas (entrevistas personales, conversaciones, test estandarizados, pruebas, etc.) pero su finalidad es similar, detectar cuales son los “conocimientos previos” que los estudiantes tienen acerca de la geografía, como disciplina científica. Ahora bien, esta aproximación diagnóstica, es acompañada con la entrega del texto de estudio suministrado por el ministerio de educación, organismo que funciona a nivel nacional como eje articulador y centralizador de los contenidos y actividades que se llevan a cabo en el país.
Observar y analizar el texto de forma crítica produce una primera conclusión, en el texto que se divide en tres secciones, estudio de la Geografía de Chile, Educación Cívica y Economía, encontramos la primera evidencia de un estudio de la Geografía bastante desapegado de cualquier implicancia de la persona que analiza el tema del espacio en el cual vive. Quizás sea muy categórico establecer un juicio como el emitido, pero lo hago desde la convicción de que el estudio de la geografía no puede realizarse sin involucrar a las personas que se interrelaciona en los espacios que habitan. El texto de primero medio de geografía, se construye teóricamente basado en los planteamientos de la geografía regional, dividiendo de la geografía en una geografía física y otra humana.
Probablemente esta forma de estudiar el espacio tuvo en sus momentos una aprobación mayoritaria por la comunidad geográfica mundial y fue validada en las escuelas como el método que permitía de la forma más “objetiva” posible estudiar el espacio geográfico. Pero hoy nos enfrentamos a otra realidad, la cual ha abierto las puertas a un estudio de una geografía que involucra a otras disciplinas en su quehacer científico. Vemos a una geográfica enriquecida con disciplina como la antropología y la sociología, una geografía en la que el hombre no solo es protagonista, sino que, es esencial en la construcción del espacio geográfico. Actualmente, el hombre no sólo ve al espacio geográfico como un sitio inerte, sino que, en el incorpora sus valores, sentimientos y percepciones. Esta transformación no es nueva, se remonta por lo menos a unos veinte años atrás y se denomina “geografía humanista”.
1 comentario:
Yaaaaaaaaa
Publicar un comentario