¿Cuál es la misión de la universidad hoy? Es una pregunta que responde la inquietud central del cuestionamiento esencial de lo entendemos como hacer universidad, ahora bien, para dar respuesta a esta inquietud, es importante realizar un análisis extra e intra universidad y comprender que la universidad, como categoría de análisis, es una institución con fines de lucro y como toda empresa, necesita obtener ganancia y recuperar la inversión que realiza permanentemente de todos los ítems de gastos necesario como también de lo otros, por lo tanto, y teniendo en cuenta que para que podamos ver el programa de TV que queremos, tenemos que tener luz para encender la TV, una de las primeras preocupaciones es pagar la cuenta de luz (metafóricamente hablando), lo que implica que más que un problema de uso malicioso y planificado de un discurso hegemónico y homogeneizante, es un problema de caja y más aún de prioridades.
En tiempos donde la universidad era un privilegio de pocos y eran pocas. El funcionamiento como un espacio de elites y cerrado por sus propias lógicas, permitía darse el lujo de elegir que y como hacer lo que deseaba hacer. Hoy, tengo la sensación, que las leyes del mercado y la competencia descarnado por ganar el estudiante que cubra el cupo de mensualidad necesaria para operar, transforma la universidad en un liceo de mejor calidad, pero un liceo al fin, donde los estudiantes van a tramitar un título, muchos de ellos, ojalá con el menor esfuerzo y los entes pensantes que están en las planas dirigenciales de las universidades, gerenciar lo que puedan gerenciar.
Asumo que es una mirada reduccionista y también tengo claro que el problema es multicausal y más complejo, pero tiendo en cuenta los factores externos, no podemos desconocer que la universidad de hoy, actúa en y para el mercado y complemente centrado en la retención y satisfacción del cliente.
Ahora bien, ¿Quién es el cliente? Esa pregunta se responde por sí misma, al momento de recordar, para quienes sobrepasan los 20 y tantos y menos, quienes son los que asisten a adquirir “Conocimientos”, “procedimientos” y actitudes a las universidad, o sea, el estudiante en sí. Sin posicionarme en una postura hegemónica acerca de la verdad en torno al perfil del estudiante universitario actual y teniendo en claro lo parcial de mi visión, tengo la sensación que el perfil del estudiante actual (obviamente como categoría) se ajusta completamente al giro escolarizante de la universidad, puesto que, su formación escolar es de escasa calidad, con un cuerpo de docentes que utilizan estrategias de enseñanza de la modernidad y con poca capacidad de cambio.
En conclusión, es reconfortante escuchar que existe grupos de personas que, desde el uso de sus habilidades de orden superior, pretenden movilizar ideas que despierten el letargo a muchos, pero cuidado, que hoy más que ayer, lo más cómodo es lo más útil y lo más útil es lo más necesario.
En tiempos donde la universidad era un privilegio de pocos y eran pocas. El funcionamiento como un espacio de elites y cerrado por sus propias lógicas, permitía darse el lujo de elegir que y como hacer lo que deseaba hacer. Hoy, tengo la sensación, que las leyes del mercado y la competencia descarnado por ganar el estudiante que cubra el cupo de mensualidad necesaria para operar, transforma la universidad en un liceo de mejor calidad, pero un liceo al fin, donde los estudiantes van a tramitar un título, muchos de ellos, ojalá con el menor esfuerzo y los entes pensantes que están en las planas dirigenciales de las universidades, gerenciar lo que puedan gerenciar.
Asumo que es una mirada reduccionista y también tengo claro que el problema es multicausal y más complejo, pero tiendo en cuenta los factores externos, no podemos desconocer que la universidad de hoy, actúa en y para el mercado y complemente centrado en la retención y satisfacción del cliente.
Ahora bien, ¿Quién es el cliente? Esa pregunta se responde por sí misma, al momento de recordar, para quienes sobrepasan los 20 y tantos y menos, quienes son los que asisten a adquirir “Conocimientos”, “procedimientos” y actitudes a las universidad, o sea, el estudiante en sí. Sin posicionarme en una postura hegemónica acerca de la verdad en torno al perfil del estudiante universitario actual y teniendo en claro lo parcial de mi visión, tengo la sensación que el perfil del estudiante actual (obviamente como categoría) se ajusta completamente al giro escolarizante de la universidad, puesto que, su formación escolar es de escasa calidad, con un cuerpo de docentes que utilizan estrategias de enseñanza de la modernidad y con poca capacidad de cambio.
En conclusión, es reconfortante escuchar que existe grupos de personas que, desde el uso de sus habilidades de orden superior, pretenden movilizar ideas que despierten el letargo a muchos, pero cuidado, que hoy más que ayer, lo más cómodo es lo más útil y lo más útil es lo más necesario.
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