Hoy me junto con ella, no sé que va a pasar. Me preparo tratando de no dejar se considerar ningún detalle. Creo en la desaparición de los elementos de contextos que pueden ocasionar ruido en nuestro encuentro. Pretendo generar una planificación que anule las circunstancias que puedan generar un fracaso en el momento que estemos juntos. Muchas veces la concebí como un producto de mis sueños e ilusiones, perfecto pretextos de construcciones aleatorias que siguen el vaivén de los deseos. La cita es a las tres de la tarde y cada minuto que transcurre doblega erguida posición denotando mis temores y aquella profecía autocumplida, que por más que trate de simular no logro evitar. Aquella que me sitúa en el espacio del fracaso y la soledad.
Hoy necesito ser el perfecto complemento de sus gustos. No puedo fallar, por que a pesar de tener referencias de que le agrado, no creo que sea así, en algún momento dejaré de agradarle, por que más que mal, no puedo escapar a mi naturaleza.
Son las tres cero cinco de la tarde, no la veo, creo que no vendrá. En realidad estaba preparado, sabía que los sueños son deseos incumplidos que no se concretizarán con la sola intención que se lleven a cabo. Quizás mi destino sea dejarla seguir un camino diferente, acorde a sus deseos, libertades, sensaciones, esperanzas, proyectos y expectativas. De alguna manera, es lo mejor que me puede pasar. En realidad no me sentía bien, tenía una sensación de desagrado al salir de mi casa y exponerme al fracaso de otro intento frustrado de encontrarla, que es producto de mi incapacidad de generar vínculos reales desde lo cuales pueda relacionarme con otro.
Treinta minutos después de las tres la veo venir a la distancia, es perfecta, sus formas son ideales, caminar sinuoso, estructura corporal perfecta, sus piernas son firmes y delineadas, su cabello es negro y brilla desde lejos, creo que es lo más hermoso que he visto este último tiempo y no sé si seré capaz de darle la comodidad necesaria para hacerla sentir tranquila y satisfacer sus deseos.
Cada paso es una eternidad. Viene acompañada. Lo sabía, ese era el compromiso, aunque sé que su compañero es un accesorio necesario para que nos encontremos. Estoy a un paso de tocarla y sentir su respiración cerca de mi rostro.
Por fin se acerca y la acaricio, es perfecta, me mira y siento que es lo que deseo. En su mirada denota una cercanía especial que aumenta mi seguridad y certeza para decirle a su amo que es la perra que necesito para cruzarla con Patán. Es su media naranja. Ya me imagino los carrochos corriendo por mi patio y creciendo junto a mi querido rottweiler, que más que mal, necesita una novia.
Hoy necesito ser el perfecto complemento de sus gustos. No puedo fallar, por que a pesar de tener referencias de que le agrado, no creo que sea así, en algún momento dejaré de agradarle, por que más que mal, no puedo escapar a mi naturaleza.
Son las tres cero cinco de la tarde, no la veo, creo que no vendrá. En realidad estaba preparado, sabía que los sueños son deseos incumplidos que no se concretizarán con la sola intención que se lleven a cabo. Quizás mi destino sea dejarla seguir un camino diferente, acorde a sus deseos, libertades, sensaciones, esperanzas, proyectos y expectativas. De alguna manera, es lo mejor que me puede pasar. En realidad no me sentía bien, tenía una sensación de desagrado al salir de mi casa y exponerme al fracaso de otro intento frustrado de encontrarla, que es producto de mi incapacidad de generar vínculos reales desde lo cuales pueda relacionarme con otro.
Treinta minutos después de las tres la veo venir a la distancia, es perfecta, sus formas son ideales, caminar sinuoso, estructura corporal perfecta, sus piernas son firmes y delineadas, su cabello es negro y brilla desde lejos, creo que es lo más hermoso que he visto este último tiempo y no sé si seré capaz de darle la comodidad necesaria para hacerla sentir tranquila y satisfacer sus deseos.
Cada paso es una eternidad. Viene acompañada. Lo sabía, ese era el compromiso, aunque sé que su compañero es un accesorio necesario para que nos encontremos. Estoy a un paso de tocarla y sentir su respiración cerca de mi rostro.
Por fin se acerca y la acaricio, es perfecta, me mira y siento que es lo que deseo. En su mirada denota una cercanía especial que aumenta mi seguridad y certeza para decirle a su amo que es la perra que necesito para cruzarla con Patán. Es su media naranja. Ya me imagino los carrochos corriendo por mi patio y creciendo junto a mi querido rottweiler, que más que mal, necesita una novia.
6 comentarios:
jaja.
Maestro...
Jajajajajaja
Un poco de humor
Actualiza tu blog. Que ironía.
Actualiza tu blog. Que ironía.
buen escrito.
pensé que llegaría para nuestra despedida.. no fue así...
un poco de des ilusion
pero creo o me hago la idea
de comprenderla
saludos desde la tierra un poco
olvidada...
Sorry.. estres, tiempos completos y hartos saludos y cariño a todos.
Chao
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