Tiene sentido cuestionarse sobre el sentido de la existencia. ¿Qué es primero? ¿Determinar el sentido de la existencia o el sentido de la pregunta? Dicen que no existen las preguntas mal intencionadas, sino, las respuestas mala leche. Ante eso, el cuestionamiento deja de ser conflictivo y la respuesta adquiere connotaciones trasgresoras.
Elementos como la experiencia, capacidad crítica-reflexiva, son ejes que se articulan a las caracterícticas de una respuesta, que no siendo verdadera ni falsa, nos entrega elementos de incorporación al juicio reflexivo de la búsqueda de nuestra esencia legitimadora y camino conductor de las acciones que emprendemos cotidianamente.
Pretender determinar una respuesta que reduzca la complejidad de tan grandilocuente pregunta, es creer tapar el sol con un dedo. Más allá de la razón y de lo apropiado o no de la respuesta. Es bueno cuestionarse en la necesidad de hacer la pregunta. Un mundo lleno de preguntas es más desafiante a un mundo en búsqueda de respuesta certeras y verídicas.
Por lo tanto, invito a todos los comensales a multiplicar sus esfuerzos por generar las preguntas más maravillosas que se les ocurran a cualquier hora del día o la noche y transferirlas al espacio de interacción conductual y comunicativa donde tengan la posibilidad de recrearlas. Todo esto con el firme propósito de que la cadena de preguntas que se generen, conduzca a una cadena de sin repuestas que necesariamente generan otras preguntas y cuestionamientos, que trasladen el debate en cuestión al cotidiano vivir que harto falto nos hace.
¿O no?
2 comentarios:
me gustó tu página elias...tira pa arriba...tu puedes...te extraño y quiero mucho...chela
Igual...
Scheeeeeeeeeeeeeeeeelllllllllaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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