Un día le dije a una mujer que tenía una mujer a la que amaba. Le dije que mi mujer... y ella me dijo que no era mía, que era una mujer. Mmmmmm... en realidad cambia la cosa. Obviamente no es mía, no la compré, somos dos en uno y uno en dos.
Moraleja: Una aclaración puede cambiar el sentido de la vida.
¿O lo habré escuchado en Rabio Bemba? ¿Cierto Manu?
3 comentarios:
n
¿????
Cambiar de cubículo expresivo trae consigo remirar el quehacer vital. No es lo mismo pareja que mi mujer y esa sutileza te genera una transformación total en la perspectiva de la legítima aceptación del otro.
La contaminación de nuestras narraciones tiene mucho de tradición y no creo en la mala intención, cuando existe estamos muyyyyyyyyyy mal.
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