Colapsado total. Atrapado en mi angustia. Completamente sólo en una habitación de cuatro por cuatro metros, caminando desesperadamente de un lado a otro, sin rumbo, con una extraña sensación de calor que invade mis mejillas, un calor atípico para septiembre en el sur de Chile.
Muchas cosas me daban vuelta en la cabeza. ¿Qué hago acá? ¿Cómo llegué? ¿Por qué sigo aquí? ¿Qué podría estar haciendo a esta hora en otro lado? Le agrado a la gente y eso me hace sentir bien mientras estoy con algunas personas, pero realmente no me siento feliz con su compañía. Algunas personas tratan de generar vínculos más allá de los laborales, pero me resisto, no creo estar preparado para establecer amistad cuando sé que en cualquier momento puedo escapar ¿Pero de que soy prisionero? No lo sé, tengo libertad de desplazamiento, pero tengo miedo de quedar sólo. Aunque en realidad, dar el salto y ser libre para tomar decisiones es una condición inherente a una persona inteligente, pero ¿Seré realmente inteligente o sólo un lector con buen discurso? Siempre he tenido y tengo respuesta para todo, pero la que puedo entregar hoy no creo que sea las más apropiada para quedar registrada como las más acertada para ser recordadas en el futuro.
Me siento en un sillón, tengo una esplendida vista al mar, la cual siempre soñé, pero no me satisface, será mi estado anímico que me hace ver todo mal.
Siento que mi mujer me ama y se la está jugando por mí y nuestra relación, yo igual la amo, pero no puedo expresárselo como me gustaría y transformo cualquier manifestación de amor en un bloqueo emocional, que me imposibilita besarla y abrazarla sin sentirme rígido, completamente contraído muscularmente. ¿Qué hago? Me voy, eso voy a hacer, es lo mejor, quizás el refugio de mis padres, que todo lo soportan, me permite tomar el aire necesario y la decisión de regresar o alejarme realmente de este proyecto de vida que cualquiera que lo vea a la distancia lo encontraría perfecto, pero para mí es un sueño incumplido que no estoy sintiendo mío.
Dos pasos más y llego a la puerta, ahí está el auto, vamos camina, no seas cobarde, mis pensamientos están completamente claros, no estoy tomando la distancia necesaria y por eso estoy decidido a irme, quizás lo racional y prudente sea luchar por este sueño, pero creo que no tengo la valentía y las fuerzas para hacerlo, soy un cobarde, no me merezco esto, quizás tengo que luchar mucho, existen cosas para las cuales no estoy preparado en este momento y buscar otro camino en el cual pueda tener un mayor control, puede entregarme la tranquilidad suficiente para sentirme bien.
Ahí está, esa es la sensanción, no estoy intranquilo, estoy pero no estoy, habito en un lugar en el cual no vivo, por que mi cuerpo está aquí pero mi mente viaja por varios lugares durante el día, tratando de construirme un mundo idílico, en el cual puedo desplazarme donde quiera y con quien quiera sin responderle a nadie, puede ser que me sienta controlado y ese control me impida ser libre. No lo creo, esa sensación no tiene relación con lo que vivo, mejor descartarla.
Cuatro minutos pensando sin moverme del sillón, sólo unos metros me separan de escarparme de esta historia. Ya me voy, o mejor dicho, me arranco, huyo, deserto, me escapo, esa es la palabra que explica lo que estoy haciendo. Como un cobarde que huye sin dar la cara, porque eso es, cobardía de la más burda y pura que existe. Siempre traté de proyectar una sensación de valentía que sólo cubría mi esencia cobarde, por que un buen cobarde siempre se ve como un valiente que enfrenta todo y a todos.
Continúo con mi cobardía, sigo pensando y divagando. Exceso de reflexividad que se traduce en incapacidad de movilidad. Me levanto del sillón, cojo mi chaqueta, tomo las llaves de mi vehículo, me seco con la palma de mi mano una lágrima que recorre mi mejilla que se transforma en el primer gesto de valentía que recuerdo en mucho tiempo y me dispongo a escaparme de la verdadera vida para buscar un refugio irreal, hecho para ser infeliz. ¿Será este el momento oportuno? O espero decirle a mi mujer lo que siento. No, eso sería dar la cara y los cobardes no somos capaces de enfrentar los problemas y a las personas.
Estoy atrapado en mi isla. Tengo mi vehículo, pero el mar me separa de mi supuesta felicidad, será un mensaje para quedarme o el que necesito para convencerme que mi lugar está aquí.
Muchas cosas me daban vuelta en la cabeza. ¿Qué hago acá? ¿Cómo llegué? ¿Por qué sigo aquí? ¿Qué podría estar haciendo a esta hora en otro lado? Le agrado a la gente y eso me hace sentir bien mientras estoy con algunas personas, pero realmente no me siento feliz con su compañía. Algunas personas tratan de generar vínculos más allá de los laborales, pero me resisto, no creo estar preparado para establecer amistad cuando sé que en cualquier momento puedo escapar ¿Pero de que soy prisionero? No lo sé, tengo libertad de desplazamiento, pero tengo miedo de quedar sólo. Aunque en realidad, dar el salto y ser libre para tomar decisiones es una condición inherente a una persona inteligente, pero ¿Seré realmente inteligente o sólo un lector con buen discurso? Siempre he tenido y tengo respuesta para todo, pero la que puedo entregar hoy no creo que sea las más apropiada para quedar registrada como las más acertada para ser recordadas en el futuro.
Me siento en un sillón, tengo una esplendida vista al mar, la cual siempre soñé, pero no me satisface, será mi estado anímico que me hace ver todo mal.
Siento que mi mujer me ama y se la está jugando por mí y nuestra relación, yo igual la amo, pero no puedo expresárselo como me gustaría y transformo cualquier manifestación de amor en un bloqueo emocional, que me imposibilita besarla y abrazarla sin sentirme rígido, completamente contraído muscularmente. ¿Qué hago? Me voy, eso voy a hacer, es lo mejor, quizás el refugio de mis padres, que todo lo soportan, me permite tomar el aire necesario y la decisión de regresar o alejarme realmente de este proyecto de vida que cualquiera que lo vea a la distancia lo encontraría perfecto, pero para mí es un sueño incumplido que no estoy sintiendo mío.
Dos pasos más y llego a la puerta, ahí está el auto, vamos camina, no seas cobarde, mis pensamientos están completamente claros, no estoy tomando la distancia necesaria y por eso estoy decidido a irme, quizás lo racional y prudente sea luchar por este sueño, pero creo que no tengo la valentía y las fuerzas para hacerlo, soy un cobarde, no me merezco esto, quizás tengo que luchar mucho, existen cosas para las cuales no estoy preparado en este momento y buscar otro camino en el cual pueda tener un mayor control, puede entregarme la tranquilidad suficiente para sentirme bien.
Ahí está, esa es la sensanción, no estoy intranquilo, estoy pero no estoy, habito en un lugar en el cual no vivo, por que mi cuerpo está aquí pero mi mente viaja por varios lugares durante el día, tratando de construirme un mundo idílico, en el cual puedo desplazarme donde quiera y con quien quiera sin responderle a nadie, puede ser que me sienta controlado y ese control me impida ser libre. No lo creo, esa sensación no tiene relación con lo que vivo, mejor descartarla.
Cuatro minutos pensando sin moverme del sillón, sólo unos metros me separan de escarparme de esta historia. Ya me voy, o mejor dicho, me arranco, huyo, deserto, me escapo, esa es la palabra que explica lo que estoy haciendo. Como un cobarde que huye sin dar la cara, porque eso es, cobardía de la más burda y pura que existe. Siempre traté de proyectar una sensación de valentía que sólo cubría mi esencia cobarde, por que un buen cobarde siempre se ve como un valiente que enfrenta todo y a todos.
Continúo con mi cobardía, sigo pensando y divagando. Exceso de reflexividad que se traduce en incapacidad de movilidad. Me levanto del sillón, cojo mi chaqueta, tomo las llaves de mi vehículo, me seco con la palma de mi mano una lágrima que recorre mi mejilla que se transforma en el primer gesto de valentía que recuerdo en mucho tiempo y me dispongo a escaparme de la verdadera vida para buscar un refugio irreal, hecho para ser infeliz. ¿Será este el momento oportuno? O espero decirle a mi mujer lo que siento. No, eso sería dar la cara y los cobardes no somos capaces de enfrentar los problemas y a las personas.
Estoy atrapado en mi isla. Tengo mi vehículo, pero el mar me separa de mi supuesta felicidad, será un mensaje para quedarme o el que necesito para convencerme que mi lugar está aquí.
4 comentarios:
....y despues de años....¿cual crees que es tu lugar?
El mismo que el tuyo. El de ambos. Jjajaja (Economía del lenguaje)
¿Usted cree que el ser humano no-esta-en-su-casa en el mundo, como decía cierto germano erudito?
Vemos desde adentro dijo Cortazar y sintetizó muchos postulados.
Publicar un comentario