Ante una dificultad una solución, esa es mi política, sino el problema queda latente, me movilizo hacia la situación y trato de ser testigo de la solución ¿Por qué esta actitud? Por algo muy simple, los problemas en su mayoría tienen simples soluciones, sólo requieren personas que asuman las responsabilidades y enfrenten los acontecimientos. Aunque estas ideas parezcan simples, no es muy frecuente que se trasladen al hacer y nos quedamos o en las buenas intenciones o en los lamentos.
Un día en una capacitación para trabajar con profesores, me dijeron que cuando lidere grupos de docentes, los deje lamentarse los primeros veinte minutos, ya que, es parte de la cultura de la capacitación de los profesores y es como una terapia catártica, sin objetivo y sólo como un medio evasivo o justificatorio de sus propias culpas, temores o incapacidades. Este momento de la capacitación es conocido como el “Muro de los Lamentos”.
Obviamente una actitud así, frena la acción y en muchos casos, la solución a problemas simples, por que siempre es más fácil culpar al más débil o al que no está, que asumir nuestras culpas y hacer lo que debemos, tenemos o necesitamos hacer.
Para evitar caer en la cultura del “Muro de los Lamentos” invito a las personas a solucionar problemas. Si no tengo idea de cómo hacerlo; pregunto, leo un libro o simplemente invento una salida. Total y desde las facultades que emanan de mi cargo, prefiero a un profesor que se equivoca intentando una solución creativa e innovadora, a otro que se queja y hace lo mismo o simplemente no hace nada. En muchos casos, el error, es un asunto de interpretación.
PD: El tema de los que dicen que hacen todo y se las saben toda y no tienen resultados o los ocultan, da para otro escrito.
Un día en una capacitación para trabajar con profesores, me dijeron que cuando lidere grupos de docentes, los deje lamentarse los primeros veinte minutos, ya que, es parte de la cultura de la capacitación de los profesores y es como una terapia catártica, sin objetivo y sólo como un medio evasivo o justificatorio de sus propias culpas, temores o incapacidades. Este momento de la capacitación es conocido como el “Muro de los Lamentos”.
Obviamente una actitud así, frena la acción y en muchos casos, la solución a problemas simples, por que siempre es más fácil culpar al más débil o al que no está, que asumir nuestras culpas y hacer lo que debemos, tenemos o necesitamos hacer.
Para evitar caer en la cultura del “Muro de los Lamentos” invito a las personas a solucionar problemas. Si no tengo idea de cómo hacerlo; pregunto, leo un libro o simplemente invento una salida. Total y desde las facultades que emanan de mi cargo, prefiero a un profesor que se equivoca intentando una solución creativa e innovadora, a otro que se queja y hace lo mismo o simplemente no hace nada. En muchos casos, el error, es un asunto de interpretación.
PD: El tema de los que dicen que hacen todo y se las saben toda y no tienen resultados o los ocultan, da para otro escrito.
3 comentarios:
Te parece si imprimimos muchas copias de esto y empapelamos todo el colegio!!!!...quien sabe...en una de esas...
Es feo culpar a los demás, pero igual creo que es culpa suya ^^
En el caso del empepelar, no es la idea, la solución pasa por seguir dialogándo y reflexionando en torno a la forma de afrontar los problemas y creo que en nuestro colegio, de a poco se va ir construyendo esa cultura.
El escrito va más allá del lugar donde trabajo, que creo que es un muy buen espacio para desarrollar proyecto y con personas que pueden llevarlos a cabo.
Claro que es feo culpar a los demás, pero nunca es malo buscar las variables diagnóstica que permitan intervenir y no quedarse en la crítica por la crítica.
Agradecido por los comentarios.
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