Algo tienen que tener los cementerios que me llaman particularmente la atención, quizás sean sus colores grises, lo gélido de su ambiente, el silencio forzado por la expectación, las construcciones cargadas de simbolismo alojadas en nuestro subcociente o la comunicación con la nada, no sé, muchas son las sensaciones que me producen estar en un espacio supuestamente común y corriente, pero muy especial, que me sobrecoge pero invade y finalmente me disminuye, exactamente ese es el término, el aura de superioridad y majestusiodad de lo monocromático y silente, me impulsan a una especie de recogimiento y una sensación de desprotección ante lo inesperado, que nunca es inesperado, por que más que piense que un muerto resucitará para asustarme, es la sensación de lo complejo que es observar lo inexistente y tratar de prolongar la existencia de alguien que no está, pero simbólicamente reaparece en la conciencia del familiar que se empeña por cuidar la flor y limpiar el nicho.
Este último mes tuve la oportunidad de estar en dos cementerios sobrecogedores y realmente el turismo necrológico es la muerte.
Este último mes tuve la oportunidad de estar en dos cementerios sobrecogedores y realmente el turismo necrológico es la muerte.
6 comentarios:
Wow, fue a Francia O.O
Hola, espero que estés bien. Viaje de estudio.
Chao
en cuanto a la esencia de lo que escribiste...no has cambiado nada...bueno la personalidad no cambia...la majestuosidad de la muerte no tiene parangón...ese silencio que la envuelve y la rodea...el hilo de nuestro destino esperando ser cortado por los dioses del Olimpo, nosotros solo peones de ella...un cementerio nos recuerda que al final todos terminamos en el mismo horno del infierno. Ave mortis te salutio.
haroldo
Total y completamente de acuerdo, esperando el carruaje que nos traslade sin previo aviso y sólo con la certeza que todos tenemos reservado nuestro boleto, que con tragedia o sin ella, nos tiene deparado un destino similar y el culto y veneración a la eternidad, en el lugar donde estuve, tiene un sólo sentido, demostrar que por más que tengamos o seamos, términamo bajo un lápida, que con suerte es visitada un domingo.
Chao. Gran amigo.
Ojalá que todo te salga bien.
Wow, no me había fijado que usted también había hecho "turismo necrológico". Debió haber pasado a orinar alguna tumba, pues, siguiendo el ejemplo de don Jean Paul Sartre...
Lo tuve en mente antes de entrar al cementerio,pero el frío y la lluvia jugaron en contra de tan digno homenaje.
Saludos
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