No todas las palabras que emito y son producto de mi comunicación están fríamente calculadas, en muchas ocasiones tratando de contribuir con algún mensaje propositivo tiendo a causar un efecto contrario en quién reconstruye mi intención comunicativa y paso a ser un agresivo emisor de coordinaciones que no tienen que ver con el sentido inicial de mis divagaciones.
Cuando hablo dejo de decir algo, no es un descubrimiento que nazca de una filosofía nueva sino es una disquisición de un texto foucaniano, por lo tanto la incapacidad de predecir los efectos de mis comunicaciones son enormes. No puede saber, tampoco lo pretendo, que efectos producen mis palabras, si las más cuidadas generan lo contrario a lo que pretendo generar, que será de las que irresponsablemente emito (90% de lo que digo).
Tengo claro que me hago cargo de lo que digo, mientras lo digo, pero que no me hago cargo de su reconstrucción por que ese es su problema. Cualquier omisión de un dígito en un resultado de una ecuación altera irremediablemente el resultado de toda una secuencia de operaciones, cuanto más será dañino saber que nuestras palabras nos persiguen durante todas nuestras vidas y como soy responsable de ellas, pero también me hago cargo mientras puedo, mi tarea es seguir comunicando con la certeza de que el azar va a jugar positivamente en mis coordinaciones comunicativas y la reconstrucción por parte del coordinado en el lenguaje de lo originalmente planteado se apegará de manera fidedigna al sentido que le intenté impregnar a lo dicho. Si no es así….
Cuando hablo dejo de decir algo, no es un descubrimiento que nazca de una filosofía nueva sino es una disquisición de un texto foucaniano, por lo tanto la incapacidad de predecir los efectos de mis comunicaciones son enormes. No puede saber, tampoco lo pretendo, que efectos producen mis palabras, si las más cuidadas generan lo contrario a lo que pretendo generar, que será de las que irresponsablemente emito (90% de lo que digo).
Tengo claro que me hago cargo de lo que digo, mientras lo digo, pero que no me hago cargo de su reconstrucción por que ese es su problema. Cualquier omisión de un dígito en un resultado de una ecuación altera irremediablemente el resultado de toda una secuencia de operaciones, cuanto más será dañino saber que nuestras palabras nos persiguen durante todas nuestras vidas y como soy responsable de ellas, pero también me hago cargo mientras puedo, mi tarea es seguir comunicando con la certeza de que el azar va a jugar positivamente en mis coordinaciones comunicativas y la reconstrucción por parte del coordinado en el lenguaje de lo originalmente planteado se apegará de manera fidedigna al sentido que le intenté impregnar a lo dicho. Si no es así….
4 comentarios:
Comunicar, es un proceso diario, y realmente es interesante como cada palabra que emitimos esta sometida a "destrucción" y reconstrucción de su significado.
En toda situación comunicativa existe un receptor ideal y un receptor real, los mensajes que a diario emitimos van dirigidos a un receptor ideal ( ideado por cada uno de nosotros) pero muchas veces quienes reciben el mensaje lo interpretan (reconstruyen su significado) de forma errónea. Y esta interpretación errónea escapa a nuestras posiblidades para hacernos entender. Sólo nos podemos hacer cargo de nuestras palabras no de su interpretación.
Realmente creo que tiene toda la razón.
Saludos
Adios
No puedo evitar recordar que una vez le hable en estos comentarios del budismo y y la idea de un yo detrás de las acciones. ¿Que es la identidad?¿No sera un constructo teoirco producto de lo que Sartre llamaba "mala fe", alrededor de esta idea de la contingencia del hablar? Si no podemos hacernos cargo de la contingencia una vez que esta ya ha pasado, elaborar conceptualizaciones sobre lo que soy (que es lo mismo que decir sobre lo que hago y digo) tratando de hacerlas constantes en el tiempo es de mala fe. (estoy tratando de convencerlo que el yo es una ficcion dañina).¿Que cree usted, don Eleazar?.
(y de paso a calarele al sr. alvaro que la informacion no existe)
Es una ficción de permanentemente recurrencia en el presente que justifica mis acciones y coordinaciones como una forma de crear certezas "apropiadas" en mi accionar. Me atrae la idea de la ficción del yo. (estoy leyendo a Varela; interesante).
Se agradece el comentario.
Lo de receptor ideal se me pierde un poco en mis ideas de coordinar. Creo que la intencionalidad es propia y difuminada en la acción comunicativa se reapropia en el otro.
Publicar un comentario