La articulación de mi imaginación, mi deseo articulados al sentido de mis acciones se cruzan en un espacio impropio para mi historia de vida que es realmente una ejecución de acciones presentes y representadas que cobran vida en el hacer y como un ser que es totalmente dinámico y contingente, creo una serie de situaciones que me permiten generar espacios de comodidad y satisfacción capaces de reducir los niveles de incertidumbre y aumentar mis ansias de control.
Este dilema era el que se construía y reconstruía en mi mente cuando estaba en la disco, saturado de sonidos incongruentes, en una mezcla de olores que sabían a un gimnasio de musculación luego de una largo día de trabajo, con una luz que se apagaba y prendía permanentemente frente a mi rostro, apestado de gentes y su servidor en una mesa pequeña con un vaso de cerveza en la mano dialogando con una mujer a la que no tenía ningún interés de conocer, junto a mi “amigo” y su futuro conquista.
Esa era mi realidad, producto ajustable de los permanentes ruidos creados desde un entorno dinámico y cambiante, desde el cual me tengo que adaptar lo más rápido posible. O me adapto o me aburro y precisamente aburrirme no es un axioma de vida. Por lo tanto, me queda solo actuar. Ante eso pregunto:
- ¿Cómo la están pasando?
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