martes, junio 27, 2006

Tribus Urbanas

Podría denominarse confusión el concepto que da vuelta en mí cabeza durante estos últimos días, luego de observar la mediática aparición de las llamadas "tribus urbanas" en nuestro medios de comunicación.
El origen de esta confusión, radica en la incredibilidad de leer en la realidad lo que un texto plasmaba en el papel hace unos 9 u 10 años atrás. En ese momento, leí un texto que describía una situación, que en su instante, encontré alejada de la "realidad" y hoy asocio plenamente a los acontecimientos que están ocurriendo en nuestra país. Era el debate entre la modernidad y la posmodernidad.
Este debate planteaba, (resumiendo el tema de forma burda) como las categorías analíticas que habían imperado en el mundo racional, construidas desde la ilustración hasta nuestros días, dejaban su paso a la eclosión de grupos diversos que no eran visibles en el mundo moderno y cobraban relevancia en la estrucuturación de una sociedad multicultural. Movimientos de reivindicación de genero, étnicos, tribus urbanas., aparecían de la "nada" y eran actores protagónicos de un mundo en el cual la diversidad, la tolerancia y la democracia partían por asumir que la condición de convivencia necesaria para construir una sociedad para todos era ponerse en la lógica de compartir un espacio con aquellos grupos desterritoralizados durante mucho tiempo en nuestra sociedad.
En su momento, estos planteamientos me parecieron muy atractivos, aunque en la práctica no apreciaba ningún cambio significativo como aquellos que se planteaban en este texto.
Paradójicamente, hoy reivindico un discurso posmoderno, siendo que durante un tiempo desconocí su importancia cegado por el atractivo de las certezas racionales que operaban en mi ser. Este nuevo esquema teórico, que se transforma en la ventana por la cual miro el mundo, me permite comprender y reflexionar en torno, a la real gravitancia y singularidad de las tribus urbanas.
Históricamente, estos movimientos tienen raigambre extranjera y sus referentes más publicitas se anidan en Chile en plena dictadura pero cobran efectivamente notoriedad en la década de los noventas con el advenimiento de la democracia.
Sus lógicas de funcionamiento son muy complejas, no reivindican discursos reduccionistas ni líderes icónicos permanentes. En ocasiones son muy eclécticos y más de alguna vez contradictorios.
Responden a realidades adaptadas a nuestros contextos culturales y son de un atractivo más que poderoso para jóvenes que construyen identidad imitando referentes en los cuales los niveles de compromiso están determinados por la fidelidad del momento.
Tratar de comprender estos movimientos con lógicas discursivas reduccionistas hijas de la modernidad, sería un pecado capital, debido a que su hetereogeneidad impide encontrar patrones de funcionamiento regulares que permitan observar y analizar su comportamientos.
Todas posibilidad de predicción queda objetada, como también instancias de transformación. Sus líderes mutan rápidamente y un día pueden ser fervientes fanáticos de una tribu urbanas y al otro el enemigo más acérrimo no teniendo el más mínimo sentimiento de culpa por tal conducta.
Los valores clásicos de la modernidad no son capaces de reducir este movimiento a una cadena lógica de categoría de análisis racional. Por lo tanto, la certeza, en estos casos, es una aspiración cada vez más lejana.
Queda solamente observar, comprender y reflexionar asumiendo un mirada muy amplia y tolerante. Desprejuiciandonos y generando espacios de diálogo y tolerancia. Puesto que, cualquier intento de exclusión y represión trae consigo la reivindicación de algunos discurso violentos que subyacen en ocasiones en una minoría de tribus urbanas.

5 comentarios:

Laucha dijo...

Puedo reducir la complejidad de este fenómeno con algunas explicaciones de carácter adpatativo que he elaborado a través de mi propia experiencia adolescente. Estas son:
1.- Los "espectadores" de estas manifestaciones ven a los grupos como organizaciones de propósito colectivo, lo cual yo dudo porque
2.- Una de las cosas que lleva a su generación es la creación de coordinaciones conductuales en un grupo de pares de la misma edad que supla las necesidades "narrativas"/explicativas/de certidumbre de los adolescentes. Ya sea certidumbres acerca de su sentido en el mundo o de su sentido de si mismos.
Pero aún asi estas explicaciones no sirven de mucho para tratar de hacer predicciones. El fenómeno es a todas luces complejo, porque son organizaciones que de forma deliberada no hacen caso del consenso en muchos casos, por lo cual la estabilidad o uniformidad es poca o nula.
Interesante su visión de adultoide, y concuerdo plenamente en mi posmodernidad neófita.

Elias dijo...

Eso es lo complejo de los discursos reduccionistas que imperaron durante mucho tiempo en el mundo intelectual y siguen divulgándose en los medios de comunicación y la educación, lamentablemente trata de comprender un fenómeno complejo con miradas reduccionistas y racionalistas. Cosa imposible debido a la diversidad de discurso e interacciones comunicativas que imperan en estos grupos humanos. Lo más simple es observar a través una ventana que no limite el análisis por concepto preconcebidos. Por que si fuese así estaríamos tratando de explicar algo que, como adultoide, no tengo la menor idea.
Solo puedo observar con asombro como las predicciones de los teóricos de la posmodernidad cobran vida.
Increible pero cierto y se vienen más cosas. Nunca como para creerle a Fukuyama, pero se viene la consolidación de la socidad civil "a la chilena"

Lacan es el hombre

Anónimo dijo...

Desde la semiosis puedo decir que todo fenómeno social es percibible desde una perspectiva relacionada con la teoría de los signos. Desde los códigos (sub)grupales se establecen diversas propuestas que tienen necesariamente con una búsqueda de respaldo ante la inminente descomposición familiar y social. Los códigos que manejan estos grupusculos (llamense tribus urbanas) responden necesariamente a percepciones de la realidad diferentes a las nuestras. Si hablamos de la década del 90 nos encontraremos con el death metal y todas esas cosas que no pasan de ser modas mediáticas y casi neófitas de acuerdo a la realidad contingente. Además hay mucho paño que cortar de acuerdo a esto. Esto recién comienza pero es sólo un fenómeno de análisis, lo demás paja molida.

DAVID SALAZAR Y LOS SEMIOSICOS DEL RITMO.

Elias dijo...

Aunque creo que las llamadas tribus urbanas de la actualidad, han estado presentes a lo largo de la historia y se encarnan en los grupos que resisten y divergen frente a los discursos dominantes de la sociedad decimonónica. Recuerda van a cambiar de nombres pero van a seguir apareciendo.
¿Quién te dice que no constituimos una tribu urbana de la semiosis Punk?

Anónimo dijo...

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