Educación
Una de las grandes dificultades que observo, desde mi práctica pedagógica no es, como se supone, la apatía de nuestro educandos por aprender, todo lo contrario, es su frustración al no tener claro lo que deben aprender, cuando y como. Parece que a nuestros docentes se les olvidó que para que una casa se construya sólida y brinde seguridad a sus habitantes debe tener bases sólidas que la cimienten. Analogía extrapolable al proceso de aprendizaje motivador que debería existir en un aula. Uno de los elementos esenciales en la construcción de ambientes de aprendizajes es la planificación, pero no la que se entrega a las entidades de "control institucional", sino la que manejamos los docentes al tener claro cuales son nuestros objetivos, los del ministerio y los de nuestro educandos, la información a trabajar, la formas de evaluación, estrategias pedagógicas, metodología y mirada didáctica, entre otras cosas. Esa planificación en muchos de los docentes se encuentra plasmada en papeles y en otros en el hacer de la práctica cotidiana. Pero de que sirve si no es transparente para nuestros educandos. Como pretendemos niveles de participación cuando los principales actores del proceso no tienen noción de los que les espera, como esperamos que intervengan si no saben de que. Como criticar es gratuito, pero no fácil, quiero arrogarme el derecho de no solo quedarme en la queja y proponer soluciones:
1. Entregar a comienzo de año a cada estudiante una planificación con descripción del subsector, datos formales del docente, contenidos del decreto y los que incluye el docente, metodología de trabajo y estrategias de evaluación, bibliografía y lo más importante un calendario pormenorizados clase a clase que plantee, seudo carta de navegación, los grandes lineamientos de actividades a realizar durante el año. Esa pormenorización debe incluir la clase, el objetivo, el contenido, la actividad, la estrategia de evaluación y dejar espacio para la propuesta de intervención e innovación por parte de los educandos.
2. La planificación debe ser dialogada y debatida permanentemente, generando espacios, de por lo menos 20 minutos por clases, para conversar acerca de los avances del proceso y las modificaciones respectivas.
3. Al finalizar el período semestral o trimestral evaluar en conjunto el logro de cumplimiento de objetivos y esperar las sugerencias de modificación.
4. Por último, no pretender creer que esa planificación es eterna y se puede homologar de año en año. Todo lo contrario pensar en planificaciones estratégicas, ajustables y contingentes a los contextos pedagógicos correspondientes y a las dinámicas del momento.
Llevo más de 5 años realizando esta actividad con mis educandos y le garantizo que no me ha fallado. Se abre espacio para el comentario, se aprende mejorando los errores pero mas que eso siendo consciente de ellos en la experiencia del hacer y por último se transparenta el proceso transformando a los estudiantes en actores protagónicos de la película llamada aprendizaje, un aprendizaje participativo centrado en el educando y en el profesor que aprende con el estudiante procesos de permanente cambio.
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