Es muy difícil construir acuerdos cuando el otro lado de la moneda actúa como su antítesis. Lamentablemente he sido testigo de una serie de comportamiento que dictan profundamente de lo que tradicionalmente concebimos hoy como acuerdos democráticos. En variadas ocasiones he presenciado usos utilitarios del término por algunas personas que enarbolan los principios de la igualdad y participación de la mayoría para imponer sus ideas. Estos individuos citan que son representates de la diversidad, de aquellas voces acalladas por lo poderes fácticos, que están presentes en todas instituciones de diversa índole, y que, mediante su adhesión cambiarán la estructura normativa, debido a que ellos son los legítimos representantes de la mayoría. Penosamente estás intervenciones son acompañadas de discursos armados, excluyentes y categoricos que imposibilitan cualquier espacio de acuerdo.
Al sentirse, estos personajes, respresentantes de los excluídos, enarbolan la consigna de la diversidad, oponiéndose a todo diálogo que provenga de las "autoridades establecidas".
Queridos amigos, la posibilidad que tiene el otro de manifestar su discenso es uno de los placeres que más me llena el alma. El no estar de acuerdo y manifestarlo públicamente bajo el alero del respeto y la tolerancia, nos enriquece a todos y permite construir una sociedad diversa, plural y civil.
Desde mi punto de vista, la DEMOCRACIA consiste en llegar a acuerdos de convivencia en común, a través del diálogo y el respeto a las mayorías, pero no hablar por las mayorías cuando uno cree representarlas. También consiste en respetar los resultados del diálogo y comprometerse a cooperar en la puesta en marcha de los sueños, que en muchas ocasiones uno no comparte, pero que son establecidos a través de una limpia disputa de ideas en la cual podemos participar y manifestar nuestros puntos de vista.
Es muy fácil declararse democrático y no escuchar.
Es muy fácil declararse democrático y no ayudar a que la sociedad lo sea y atrincherarme en un bando poniéndo palitos en el camino para que los proyectos de los cuales participé, con mi discrepancia, fracasen.
Es muy fácil ser democrático representando a la diversidad pero nunca escuchar a la gente.
Para mí la democracia es coordinarse en el diálogo, es repetar el discenso y es participar en un proyecto de comunidad. De lo contrario caemos en el juego que renegamos. El hacernos representantes de la dictadura de la diversidad (que finalmente somos todos)
2 comentarios:
Muchas gracias por tu comentario, espero que esos principios los llevemos a la práctica y lo importante que los vivamos en nuestros espacios de convivencia.
Chao
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